Es la hora del engaño, es sobre un escenario en donde partirán
los arrendados a contemplar al ganado, a la especie en extinción de sus tantos
abonados. Cae el telón, empieza la función sobre los escombros de una sociedad
combatiente.
Así como estrella del anfitrión, revuela el comentario de
que ha muerto el autor. Deshace el público en llantos, mientras aún vivo el
director.
“¡Ven a mí, deseo banal de la comunicación!”
Miles de ojos miraron como el editor plantó su bandera en el
estrado, y desde el palco las frutas de media estación. El tren partió y
caminaron todos detrás, detrás del sol.
Una escalera descendió desde donde las luces, y allí el
enmascarado desvistió a la dulce y mortal historia de amor.
Bailó desnuda y se suicidó. El cisne bailó con ella hacia
horizonte detrás de escena y empezó el calor. Se revolcaron en la inocencia del
temor, y vertieron sus entrañas sobre el mal sabor.
Quien el objetivo descubra, que devuelva las partituras y
camine hasta la mierda, entre otras palabras ocultas.
-“¡Identifíquese, forastero, sáquese el sombrero, el cerebro
y el papel! ¡Camine en círculos y desintégrese!… a menos que…”
- “¿A menos que qué?”
Y todos aplaudieron, la ovación antes de tiempo les dio pie
e improvisaron su acto sexual revolucionario, pagaron con cartas a la apuesta
del mal, y salieron despedidos, con un ruido experimental.
El técnico musical no pudo contener la risa, y murió de un
infarto antes de tocar el vals.
Mi ojo inspector miró entre los cuerpos, buscando el
explosivo causante de tal artificio luminoso, y aunque jamás lo encontré,
siempre me quedé con una gran duda existencial:
¿Cómo es que se olvidaron de empezar?
Grande!!! en un momento me lleno de un ambiente de esa rara excitación de que algo aparecerá al frente tuyo jaj, una obra o un concierto en el que vos esperas tanto de eso y termina dándote más de lo que esperabas ¿es lo que querías dejas en las venas de el lector? Un abrazo.... Diego de letras
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