La pequeña va a llorar, comentan las voces. Triste luz en el instante, hará los lagos eternos mares.
La pequeña morirá, antes quizás del anochecer, dicen distantes y cuentan los segundos en un reloj de pared.
La pequeña cantaría si pudiera, o gritaría para no ser comida por las bestias, pero caerá bajo sus garras.
La pequeña va a llorar y sus lágrimas inundarán de tristeza las canciones de cuna, y gemirán los fieles por su piel, por algo de su sangre, la pequeña es una y quisiera ser tres, quisieran las voces errar en su parecer, pero llorará noches y llorará días, hasta nunca más amanecer.
La pequeña aún no aprendió a leer, pero sabe de escribir prosas, con rima de versos, con recuerdo a besos, con olor a incienso; la pequeña es todo eso y es más que un ambicioso plan del misterio.
Pero así también reirá antes de caer al infierno y todos dirán de la pequeña cuan grande era, que no entraba en tan pequeño basurero, antes de ser enterrada en el cementerio de las obras negras.
La pequeña no sabe de colores pero compone ocasos como nadie, como ella, y dejarla que llore es una promesa, es una actividad altruista, filantrópica y extrema, la pequeña llora sin manos que la sequen, sin brazos que la detengan, la pequeña corre ya sin piernas, y pide a gritos silenciosos una tijera.
Por un momento creí verla pedirme un abrazo, pero la he dejado que muera, que llore lejana, que se deshaga en penas.
La pequeña es etérea, es evidente y es manipuladora como quien la dibuja en sus pasos largos de pequeña ave rapaz nocturna.
En su cuna de azafranes, con el techo de esquimales, la pequeña tiene frío y no pretendo abrigarle.
Me regaña sin saber que le quedan minutos, le pido que llore un poco más, para imaginarme su tristeza y escribirla antes de que muera, y me lleve en su canastita hasta donde no se ven las estrellas.
La pequeña va a llorar y me da risa el solo verla, que pequeña tan risueña, tan tranquila, tan violenta, y será devorada por las letras y será sepultada bajo el nombre de un emblema.
La pequeña tiene frío y bajo mi mando se quema, se eleva, se da vuelta, se cocina y me la como en la cena.
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