jueves, 2 de mayo de 2013

El precio

Baratos pensamientos,
esas caras bajas al viento desolador
de la pancarta que abarca,
que rasca,
que invita a la ingesta desprestigiada
de las bebidas blancas.
Resolviendo el irónico desconcierto,
los juegos lógicos invirtieron
sus variantes adyacentes
para concentrarse en la disyuntiva
del pretendiente.
Los versos macabros abren
la ventana del infierno
para dejar escapar un poco del fuego,
el horno a temperatura máxima
y algún hijo de puta
haciendo de llama sarcástica.
El humor se vuela como el humo
por el techo del tiempo,
inyectando una nube realista
sobre el cielo nublado de estúpida risa.
Y brisas del silencio
y golpes de puño
sobre el escritorio de cemento
y retrocedo hasta avanzar
cuando el destino inquieto
de tanto estar ciego.
Me siento,
se sientan los frescos comensales
y empezamos a devorar
los restos intestinales que caen
a esta alcantarilla literaria de elite.

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