Me
iré a meditar a la mierda, donde las características evidentes se
manifiesten como esferas incompletas de ideas receptivas y estructuras
maltrechas. Sí, repetiré como un loro de la “A” a la “Z” el estigma del
poema y la letra que se esconde detrás de la cortina de humo de mi
cabeza. Representaré una ideología con las artes y las vendas que
envuelven el brazo torcido de la inconsciencia, esas que
evitan que sangre sobre los papeles blancos de palabras necias. La
noche se acomodará a la forma de mi pereza y la almohada sincera mentirá
sobre los sueños; destaparé al cuerpo muerto que me lleva y
desmitificaré las religiones para que no quepan dudas, ya, de la lógica
inescrupulosa que felizmente nos rodea. Sí, dije a la mierda, como
podría haber dicho al carajo o lejos, es decir, aquí, en esta misma
mesa.
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