martes, 21 de mayo de 2013

El juego


Un ojito cayó, muñequita tuerta, morgue de trapo, silencio.


Un tictac derribó la torre de control, miles de ríos desembocaron en el llanto del infante doctor.

“Bisturí”


“Pinzas”


“Fórceps…” Y todos le miraron el rostro transpirado por un helado sudor, su voz temblorosa, “fórceps, para quitarle el resto del cuerpo, lo de arriba, o una sierra, ¡algo, por favor!”

Luego el té. 

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