Sigo
escribiendo precios,
sigo rimando
ventas,
sigo con
versos de asientos,
sigo
calculando esencia.
Sigo supliendo
de signos
la constancia
de las letras,
sigo lamiendo
los pies
de la
literatura amnésica.
Sigo comiendo
valores,
sigo fumando
existencia,
sigo siguiendo
la ruta de la evidencia.
Sigo saltándome
el tiempo,
sigo llegando
puntual,
sigo escalando
hacia el éxito,
sigo cayendo
hacia atrás.
Sigo descargándome
con textos,
sigo cocinando
sin sal,
sigo cargando
este peso,
el peso de
escupir la verdad.
Sigo lustrando
zapatos
que no sirven
para caminar,
sigo mirando
de lejos
aquello que
dicen es la libertad.
Sigo
trabajando por horas,
sigo leyendo
sin mirar,
sigo
extrayendo, sin duda,
la idea
principal.
Sigo el
sistema que sigo,
por miedo a no
seguir a nadie más,
sigo y me
quedo en el piso,
sigo limpiando
el desván.
Sigo cantando
cultivos
de una cultura
impensada,
sigo vendiendo
los discos
de las bandas
olvidadas,
sigo y seguir
es un rito,
sigo
escuchando los gritos,
sigo rezando y
orando,
sigo como un
pequeño humano.
Sigo
estudiando mitades,
sigo siendo la
masa capital,
sigo sumándome
al rebaño,
sigo comiendo Light.
Sigo, portando
en mi frente
un número de
expediente,
una averiguación,
un incidente,
un rostro
perseguido
y un color que
me entrega al agente.
Sigo perdiendo
mi sueño,
sigo muriendo
en mi suelo,
sigo escapando
del viento,
sigo cosiendo
cuero,
sigo siendo un
esclavo,
sigo sufriendo
el salario,
sigo
desvistiendo cuerpos,
sigo cayendo
en el barro.
Sigo preso del
invento,
sigo mintiendo
mi peso,
sigo
lastimando mis dedos,
sigo
bostezando excremento,
sigo bajando y
subiendo,
sigo pidiendo
alimento,
sigo caminando
descalzo,
sigo cantando
en el metro,
sigo en un
colectivo,
sigo en el
basurero,
sigo lloviendo
veneno,
sigo pariendo
y no quiero.
Sigo, soy un engranaje
de la máquina
del dinero,
sigo vistiendo
de negro,
sigo llorando
al obrero,
sigo baleado
en el pecho,
sigo perdida
en el norte,
en el sur, en
el centro.
Sigo silbando
en la noche,
sigo bebiéndome
el puesto,
sigo riendo de
nada,
sigo mirando
el noticiero.
Sigo
escuchando a las voces
que dicen que
tengo servido el futuro
pero también
me hablan de un cielo.
Sigo viendo,
sigo estando,
sigo luchando
y a veces no puedo.
Sigo siendo un
sello más
en el corte de
algún carnicero.
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