jueves, 21 de junio de 2012

Castillo de naipes

Una tras otra, caen las cartas que formaban el castillo sin cristal. Un soplido infernal derrite el plástico en las aristocráticas manos de un rey de diamantes, ahora sepultado.

El imperio cae del fuego, nace del tiempo, se vuelca en pecaminosos vaivenes de bien y de mal. La futurista impaciencia descomprime las aristas sagradas y los vértices complacientes. Una nueva partida inicia al finalizar, el feudo reciclado, en una pirámide de cartón.

Victoriosos maniquíes escapan del silencio de las torres y vuelan, como gárgolas despegadas, hacia el infinito que ya no huele a flores.

Una mañana radical impide la entrada del bufón al recinto celestial pintado de negro, vacilan las estatuas y llora el principado, llora el rey manco y la reina aurora. Qué locura la de la recitadora, techando los techos de chozas, como elevada al poder opiáceo de las maniobras oscuras, como la bruja tuerta o la manzana podrida o la musa muerta bajo la cama del artista.

La risa inconsciente llena la sala de madres primerizas con ansias de nada y crema para las frutillas. No, no, no es un sin sentido, este texto tiene la predilección de ser significado escondido, de oponerse a la vicisitud de la vida en triciclos sin motor, aunque a simple vista parezca un borrador en una tarde de tránsito lento acaudalado en un baño perfumado de sales orientales y un Marlboro Box.

Por las noches pensaba, y sucumbía ante la velocidad de la materia, por las noches y por las madrugadas. Pareciera irritarse el estómago delirante, derrumbado, etéreo, evidente, hipócrita y sugerente.

Evocan mis manos al placer de la complacencia, cruda catarata sin anestesia, llena de agujas y exquisita como ninguna, la luna, tu luna y la mía, pero nunca la nuestra pues no miras con mis ojos y no bebo con tu boca maldita.

Es mi turno de encender el fuego, soy el tiempo y el veneno, mientras coloco el último naipe en mi atractivo pasajero. El castillo es un ejemplo de la paciencia adormecida por la necesidad imperiosa de correr al baño de nuevo. 

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