Sube la marea,
el océano cercano me ciega
y de a poco me voy alejando,
yendo al horizonte,
sucumbiendo en la profundidad,
ahogando mis lamentos en un vaso
de pura mediocridad.
Asombradas las estrellas
de esta noche impactante,
observan como de a poco
me deshago de mis pocas pertenencias,
y me dispongo a saltar.
Abismos me esperan
de mareos y cataratas,
de agua, lodo y mi poca destreza.
Cada trago, una brazada más,
nadando hasta embriagarme
de tanta frialdad,
el increíble suceso
de esperar, mi vida,
esperar.
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