lunes, 16 de noviembre de 2009

Distante

Distante,

abismo de eternidades,
resignando el tiempo en cantares
que el viento intentó no ceder.

Azules y gigantes,
estrellas del silente mar de cantidades,
me supera no encontrarte,
me distraen tus alas, mi ángel.

El sonido del espacio andante
me carcome los oídos, me parte en mitades,
me supera la ironía,
me voy volando a esos lugares.

Clara la luna,
tu rostro es etéreo,
tu luz es mi oscuridad,
tu, mi ritual de cada complejo.

Imito en entrecruzamiento de palabras,
cada renglón leído me basta,
me sobra
y me cansa,

cada detalle me abstrae,
me trae a recordarte,
inicios
y acordes de finales.

Cada día más cerca, cada noche más lejos,
el oxígeno me falta,
me faltas tú, me falta el alma,
me sobra tiempo, me sobra el cuerpo

Bastedad
de inmensos árboles,
un bosque quemado,
repleto de alardes,

el fugaz refucilo de tus ojos
en el negro de la noche,
te sueño, te pienso,
y soy el árbol más pequeño,

te espero,
y es que soñar tiene su precio.
Plenitud de encierro,
saciedad de pormenores intrépidos,

eres el agua y yo el sediento desierto.
eres la calma y yo el furioso movimiento,
eres la luna y yo el sol desvaneciendo,
eres lo cierto y yo la mentira al descubierto.
Lo eres todo… en mis noches de desaliento.

Distante entonces el abismo,
me resigno a que el tiempo es buscarte
en lugares no importantes, en horarios imposibles,
en sueños cortos y de instantes.

Me resigno en maldiciones, en lágrimas transparentes…
me faltan los colores,
me sobra el gris firmamento que contiene
cada uno de mis errores.

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